lunes, 24 de noviembre de 2008

Mara Martinoli: "creer en libertad es un derecho"


Mara Martinoli, de la Asesoría para Grupodependientes (APG) de La Plata, en Argentina, nos remite en esta ocasión un interesante artículo en el que explica cómo orientar a las familias para la prevención ante el fenómeno sectario, o lo que Martinoli denomina “dependencia a grupos”.

La participación en ciertos grupos conduce a algunos individuos a conductas adictivas, en estos casos el grupo actúa como un narcótico de efecto analgésico que frena activamente la realidad circundante. La dependencia puede ser creada por el individuo, inducida por el grupo o generada por ambos, conformando un circuito de influencias negativas. Creer en libertad es un derecho; también es un derecho conocer qué puede suceder si se unen creencia y dependencia.

Por ello es necesario implementar Programas de Prevención pensando más allá de las sectas y del concepto que la sociedad tiene de ellas (en general se ha instaurado la imagen de algo oscuro, muy extraño, lejano a la realidad cotidiana y de la cual estamos muy lejos). Los programas serán un medio para concienciar, sensibilizar e informar sobre los individuos grupo dependientes en particular y sobre las consecuencias en la sociedad en general a través de un trabajo en equipo, una convocatoria participativa que permita accionar creando a su vez nuevas estrategias para innovar y optimizar; una red comunitaria abierta a organizaciones intermedias, centros comunitarios, Parroquias, lugares de trabajo, clubes, padres, voluntarios de la zona y fundamentalmente instituciones educativas de todos los niveles porque los programas preventivos aplicados dentro del ámbito escolar y/o familiar demostraron en el tiempo su validez al observarse una disminución de dependencias tóxicas en jóvenes, resultados que bien podrían también observarse ante dependencias sin sustancia. Las estrategias de intervención deberían permitir una interacción con la comunidad desde todos los ámbitos, con acciones que permitan la anticipación para transformar la vulnerabilidad y exclusión en acompañamiento y contención.

En extrema síntesis es una educación en Derechos Humanos no formal que puede ser incluida en Programas que informen sobre otras adicciones. Recodemos que todos debemos trabajar en favor del fortalecimiento de la promoción y protección de derechos; recordemos también que el respeto de todos los derechos se fundamenta en los principios de dignidad, igualdad y libertad; cuando hay dependencia estos principios se pierden en el vacío.

Una sociedad sana es aquella en la que no tienen lugar el ansia de poseer, el narcisismo para reforzar el prestigio personal, el espíritu explotador del clientelismo; aquella donde la falta de principios y el oportunismo son considerados antisociales, en la que el hombre es centro para el desarrollo, desarrollo necesario a través de la razón y la expresión del amor en la solidaridad, aquella que estimula el trabajo y en la que cada individuo se involucra en cuestiones sociales como si las considerara personales para ser partícipe activo y responsable del cambio social. Es decir, dejar de ser espectadores para ser actores. En toda gestión la Prevención en el Área Social siempre es nexo articulador que permite la apertura a Cultura y Educación: dos pilares que llevan al logro del máximo desarrollo de las potencialidades humanas y la instauración de valores. Prevención, Cultura y Educación permitirán al individuo el equilibrio en su persona y entre su persona y el medio, es decir la adaptación saludable.

Un Programa de Prevención actuará a modo de factor protector para evitar un sujeto pasivo manipulable ante las ofertas circulantes que favorecen dependencias y conductas relacionadas. Es un lineamiento que posibilita el abordaje de las dependencias desde un enfoque integral, delimita un marco referencial de trabajo ante una problemática cada vez más aguda en la sociedad actual. Todo Programa preventivo puede emplearse también a modo de diagnóstico (en su sentido más amplio) porque determina el estado de preparación o conocimiento de la comunidad hacia quien se dirige y permite la orientación o adaptación de futuras intervenciones.

Ideas guía para fomentar la creación de proyectos de trabajo, diseños de estrategias o marcos de referencia para impedir el avance de dependencia grupal que se traducirían en soluciones sociales concretas para la comunidad:

El ámbito educativo es un pilar fundamental para el abordaje temprano: en nuestra actualidad debemos transmitir el conocimiento y la formación de valores dentro de un medio social inmerso en dependencias porque los educandos de hoy son los individuos que determinarán nuestro futuro ámbito social y cultural. Recordemos que todo aprendizaje es formación y refuerzo de una nueva manera de percibir algo; para formar observadores participantes y partícipes se debe aprender haciendo.

La sensibilización se logrará al integrar actividades relacionadas desde los distintos contenidos curriculares que podrán graduarse y coordinarse de acuerdo con cada etapa evolutiva y a su vez con un enfoque totalizador: dramatizaciones, grupos de teatro, sondeos barriales (Por Ej.: ¿Sabés qué es una dependencia? ¿Te incorporaste a algún grupo porque es moda? ¿Te sentís importante si hacés lo que otros hacen?), Role-Playing, recolección de datos.

Programas inter escolares, Jornadas de prevención, Cuadernos para padres, Jóvenes en defensa de Derechos (Herramientas que permitan decir NO), Operadores juveniles - a cargo de cursos inferiores - Equipos de proximidad (servicios inspirados en los principios de tutela, promoción y desarrollo de las salud -OMS-), “Grupos de padres comprometidos” que en sí mismos constituyen un “Programa facilitador” para el logro del objetivo común porque comprenden a cuanto se puede estar expuesto y son eficaces para responder a la contención que requieran otros papás.

Para hacer efectiva la participación de la comunidad y aplicar una verdadera pedagogía centrada en la realidad, generalmente se sugieren los primeros pasos a seguir respetando contexto, intereses, edades, situaciones familiares, nivel socio cultural. La intervención preventiva se dirige fundamentalmente a cambiar el consenso cultural; no deberíamos hacer referencia a “la dependencia” sino más bien resaltar que es el sujeto quien sufre y padece dependencia porque si así no fuera estaríamos cometiendo el mismo error que observamos en muchas publicidades sobre adicciones donde se hace referencia a la adicción misma como un abstracto.

Es una forma de preparase para ayudar a las necesidades del entorno, saber interpretar y leer las primeras señales y “actuar sabiamente en las relaciones humanas” (Thorndike) para aprender a reconocer comportamientos característicos en el entorno –familia, barrio, club, escuela, universidad, etc.–. Ya conocemos parte de esta realidad y tenemos conciencia de su alcance; ahora debemos transmitirla y hacer que se tome conciencia de ella. Cambiemos la desorientación y la vulnerabilidad por una acción eficaz, sobre todo desde el ámbito escolar y familiar. Es una invitación a sumarse en el accionar porque cada uno desde su lugar puede colaborar.

Elaborar una guía para informar a la comunidad sobre el alcance de la dependencia a grupos (características generales y pautas de orientación) fomentará la cultura de la prevención y en el futuro cercano la comunidad misma podrá orientar en el proceso su propio accionar, porque una comunidad que niega o silencia sus problemas destruye a los individuos y las redes sociales.

Fuente: Info-RIES nº 107 (22/11/08).

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